8) ¿Inocencia o Realidad?

           
                              
        

 "Querid@ Lector/a:                    
                       “La razón por la que tanto en los evangelios aprobados por la iglesia como en los evangelios apócrifos hay muchos “huecos” en el registro de Mis primeros años -en parte- es porque durante Mi niñez y Mi adolescencia pasé mucho tiempo en la Casa del desierto en compañía de mis hermanitos angelicales y maestros celestes que fueron quienes se ocuparon, durante aquél tiempo, de prepararme para Mi futura misión. 

De Pequeño, cuando muy temprano por la mañana llegaba a este extraño hogar subterráneo con José y mi mamá, a veces, Mis ángeles Me transportaban a una zona adonde había más vegetación y muchos árboles. Juntos contemplábamos las diferentes plantas y las variadas flores que adornaban la vista con sus formas y colores y ellos correteaban conmigo jugando a algo que llamábamos "la mosca ciega". 

Recuerdo que una tarde, estando en Nazareth: los cobradores de impuestos llegaron y al entrar a casa de una forma intempestiva rompieron todo lo que a su paso encontraron y Mi Madre, aunque nunca perdió la calma, sí recuerdo que se mostró un poco triste. 

A la mañana siguiente nos retiramos a nuestro hogar en el desierto y una vez ahí, Ella me dio la triste noticia de que mis amigos celestiales no iban a poder venir a jugar conmigo.

Sin embargo, y para mi sorpresa, ellos llegaron y me invitaron a salir para disfrutar de la soleada mañana. Yo no tenía ganas de nada pues me sentía triste y con miedo de que aquellos hombres se presentaran de nuevo, pero ellos insistieron en salir a dar un paseo.

Una vez que llegamos a un verde pastizal y notando que Yo no estaba de humor para jugar o para hablar, sólo se sentaron a mi lado bajo la sombra de un árbol y los tres –Mis dos amigos alados y yo- nos quedamos en silencio.

Cerré los ojos y Me recosté en el mullido tapete de hierba cuando comencé a notar que flotaba en el aire el sonido de un ave que nunca había escuchado. En ese momento, y bajo la influencia de tan tranquila compañía me pareció que aquella dulce tonada venía más de un ser sobrenatural que de este mundo. 

También recuerdo que uno de Mis acompañantes me puso su mano en la frente para que  me relajara y no pensara más en lo que pudiera estarme molestando. Yo seguí poniendo mucha atención en el canto de aquél misterioso pájaro y pronto noté que a su melodía se iban agregando de a poco, las melodías de otras aves distintas. 

Cada una tenía un tono y una cadencia diferente pero lo asombroso era que a pesar de llevar un ritmo desigual, todas parecían conformar una sola canción llevada por varias voces. 

Creo que me quedé dormido ya que después de varios minutos y gracias al consuelo y la paz de esa bella serenata, acabé como mecido por una cálida brisa. 

Cuando desperté me encontraba de nuevo en Nazaret. Luego escuché la voz de José que me llamaba, para que me levantara a ayudar a mamá a servir los alimentos que tomábamos por la tarde.

Cuando nos sentamos a la mesa pregunté a Mamá María qué había pasado.

- Ay mi niño...tan luego como llegamos allá te pusiste muy triste porque tus amigos no iban a poder salir a jugar contigo...de por sí ya ibas con el susto de ayer...me imagino que te aburriste de esperar...y te quedaste dormido.....y de regreso, sólo te cargue hasta tu cama, pero tú estabas bajo un sueño tan profundo que no te diste cuenta que ya estábamos de regreso en Nazareth-

-Aquellos extraños hombres… ¿van a volver a venir ma´?- pregunté.

-No lo sé mijo- respondió Mi Madre-pero si lo hacen no te preocupes, nada va a pasar-

-¡seguro!…- dije sonriendo -¡seguro estaremos bien!-

Más tarde le conté mi sueño a mis padres y vieron lo sorprendido que estaba al notar que aun cuando nuestros acompañantes alados podían "aparentemente" ausentarse, los guardianes de la Sagrada Familia siempre se hacían presentes, de una forma u otra... para cuidar de nosotros. 

                                                  Con gran respeto y amor: Tu Jesús"    


Reflexión

En el evangelio de Mateo, capítulo 19 versículo del 13 al 15 podemos leer: 

Entonces le fueron presentados unos niños, para que pusiese las manos sobre ellos, y orase; y los discípulos les reprendieron.

Pero Jesús dijo: 

“Dejad a los niños venir a mí, y no se lo impidáis; porque de los tales es el reino de los cielos”

Y habiendo puesto sobre ellos las manos, se fue de allí.


¿Qué es lo que Jesús quiso decir con estas palabras?

Antiguamente, en México existía la costumbre de amenazar a los niños desobedientes con la advertencia de que vendría el “señor del costal” y se los llevaría,... cosa que creían a pie juntillas y atemorizados optaban por acatar la orden recibida. 

También a lo largo de muchas generaciones, hemos crecido con la idea de que los Reyes Magos regresan cada 6 de enero a visitar los hogares de aquellos pequeños que se han portado bien todo el año, para traerles juguetes y regalos.

¿Qué es lo que un niño, cuando escucha las palabras de sus padres, no es capaz de creer?

Y es que el niño confía totalmente en los seres que lo cuidan y que lo aman de la forma en que solo ellos lo saben cuidar, o lo saben amar… puede ser una forma equivocada, sin embargo el pequeño no tiene muchas opciones cuando crece a la sombra de la pareja que “decidió” traerlo al mundo 

El niño, como un recién llegado a la tierra, podría creer cualquier cosa que venga de un adulto o incluso de otro niño, porque su mente y su corazón están abiertos a cualquier realidad posible, ya que su experiencia de las cosas es casi nula. 

Por otro lado, el adulto, debido a su pobre o tal vez, abundante experiencia en los años que tiene de vida, siente - a veces- que lo sabe todo, y es más fácil que niegue algún hecho, a pesar incluso de que se le pruebe que es real, porque la tendencia del ser humano en general es la duda. Y porque el temor a lo desconocido lo hace aferrarse a lo que piensa que es más seguro seguir creyendo, aunque en el fondo pueda presentir que está viviendo una mentira.

Cuántas veces nos sucedió que de pequeños nuestros padres nos mandaron a jugar o a ver si “ya puso la marrana” como dicen en México, con tal de evitar que los molestáramos con nuestros juegos o preguntas.

Jesús no tenía este problema ya que a él no le incomodaba que cualquier persona, ya sea de corta edad, del sexo femenino o tal vez incluso una persona enferma, lo buscara.

Cualquiera estaba invitado a acercarse a escuchar sus palabras y sobre todo a recibir su amor.

En este caso, Jesús niño sueña que sus amigos alados lo acompañan lo consuelan y le dan la fuerza para reponerse de los eventos que recién pudieron haberle afectado.  

A él no le hace falta comprobar que realmente fue solo un sueño, porque al sentirse renovado y sobre todo al advertir que no requiere "verlos" para que ellos le brinden su protección, aprende que el amor siempre se hace presente: de las formas más inesperadas...sólo necesitamos tener "los ojos" para notarlo.



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