7) Viajar o Meditar


"Querid@ lector/a:

 Desde muy pequeño Yo comencé a tener sueños muy vívidos, los cuales después de un tiempo se convirtieron en experiencias “reales”. Y digo que eran reales porque cuando yo hablaba de ellos con la otra persona -es decir, con la que había soñado- en vigilia: comprobábamos juntos que realmente había sucedido, pues ambos sentíamos que  incluso nos había dejado una huella que ya no habíamos podido olvidar.

También estaban los sueños en los que yo podía investigar ciertos lugares en el tiempo o en el espacio pero aquellas experiencias oníricas pude aprenderlas gracias a la guía de mis Maestros Celestes.

¿Recuerdas que te comenté que en la Casa del desierto casi a diario me encontraba con ellos?

En ese hermoso y mágico lugar fue donde aprendí entre otras muchas cosas a desplazarme a cualquier sitio adonde por mi edad o por cualquier otro tipo de impedimento me iba a ser muy difícil acceder en la vigilia.

Recuerdo muy bien aquella ocasión, cuando yo apenas tenía 5 años, en la que uno de mis Maestros me preguntó:

-si pudieras viajar solito, ¿adónde te gustaría ir Jesús?

-¿podemos visitar a Mi Papi en donde quiera que Él esté?- Pregunté.

Él me miró atónito y me respondió:

-Bueno, sí claro que podemos, pero… ¿qué te parece si primero hacemos algunos viajes de prueba? 

Él intentaba despertar en mí la inquietud o la esperanza de realizar algo que para un niño de mi edad era prácticamente imposible: el poder viajar en sueños de manera controlada. Ya que si bien todos viajamos cuando dormimos no todos podemos programar nuestras “visitas”.

Pero en ese momento, Mi Maestro se sorprendió por Mi respuesta debido a que él esperaba algo más simple como por ejemplo: “sí me gustaría visitar a mi abuela para comer el rico postre que probé la última vez que estuve en su casa” o “me gustaría escalar una montaña” o cualquier otra ilusión propia de un niño pequeño.

También recibió una gran sorpresa al notar que Yo estaba muy consciente de que José era Mi amado protector pero que Mi verdadero Padre vivía hasta entonces en un lugar desconocido para Mí.

- ¿Alguna vez has hablado con tu “Papi” Jesús?

-Sí, hablo con Él a veces cuando Le pregunto algo o cuando tengo miedo: Él me consuela. Dice que se llama como Yo pero que si quiero le puedo decir “Papi”.

Él sonrió y me comentó que yo tenía mucha razón y que lo primero que haríamos era aprender a viajar para poder estar más cerca de mi Padre y entonces fue que me enseñó a orar y a meditar

En mi pueblo las personas piensan que lo más cerca que pueden estar de Dios es a través de la oración pues consideran que Su condición es tan Sagrada que ni siquiera se atreven a decir o pronunciar su Nombre

Sin embargo, en ese entonces aprendí, que al llamarlo por su Santo Nombre Él siempre Iba a escucharme y que si tal vez no Iba a responder inmediatamente sí por lo menos Yo sería capaz de sentir Su infinito amor dentro de Mi corazón.

Mi Maestro dijo que mientras más frecuentemente lo llamara más intensamente iba a experimentar Su presencia y Su protección

Algún tiempo después de aprender a meditar él me enseñó cómo viajar en sueños.

                                                         Con gran amor: Tu Jesús"

 

Reflexión

En El Nuevo Testamento podemos encontrar varios pasajes donde Jesús menciona: “El reino de los cielos está aquí, ahora”
Y mientras esta sentencia para muchos fue un verdadero misterio, para otros representó la puerta que los más afortunados pudieron abrir a un encuentro real con Dios en sus corazones

Esto significa que cuando el Verdadero Maestro se presenta, las personas que están listas para recibirlo, reciben también -con Él- la Gracia de experimentar a Dios en su interior en forma de un Amor cuya experiencia está más allá de cualquier otro sentimiento o emoción que hayan tenido antes.

A esta experiencia le llamamos meditación.

Jesús aprendió desde muy pequeño a sentir la presencia de Dios a través de esta práctica.

Pero no solo la aprendió y la adoptó como un hábito que finalmente Lo llevó a la fusión total con el Altísimo sino que también la compartió con Sus seguidores más allegados.

Es por eso que Jesús como Maestro nunca buscó instituir o fundar una religión que reuniera a sus discípulos en una comunidad cristiana. Sino que más bien, Su objetivo fue, que cada una de las personas que habían aprendido este inestimable Conocimiento, lo pudieran llevar a muchas otras almas anhelantes.

Él siempre estuvo muy consciente de que la raíz de los problemas en este mundo es la falta de amor… ¿pero cómo podemos amar cuando no conocemos este verdadero estado de Conciencia?


 

 


       

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