26) El Universo dentro de Ti
Querid@ lector/a:
En la casa del desierto, yo solía sentarme en compañía de mis Ángeles y a veces algún maestro que venía de un plano Superior, se me manifestaba como una persona hecha de luz.
En una ocasión me visitó uno de ellos, el cual, tenía un semblante como de manzana.
Yo digo que era así, porque siempre estaba sonriendo y se veía muy sano, muy feliz, y conmigo siempre era muy amable: siempre lograba que yo me sintiera muy cómodo con él.
En una de esas visitas él me pidió que llevara las manos a mi cara a la altura de mis ojos y luego me preguntó:
- mi querido Ieshu: ¿qué es lo que ves?
Ieshu es el nombre real por el cual me conocían todas las personas en Israel antiguo, y como sabes en esos tiempos era un nombre bastante común. Luego yo respondí con otra pregunta:
-¿nada?
-Bueno-dijo él- cuando recién ponemos nuestras manos sobre los ojos normalmente solo podemos apreciar una gran oscuridad… pero qué te parece si yo pongo también mis manos sobre mis ojos y vemos quién de los dos nota algo…¿te gustaría jugar a eso?
En ese momento yo me sentí un poco tonto ya que realmente nunca me había puesto a observar las pequeñísimas luces que aparecían frente a mis ojos, cuando los tenía cerrados.
-Mira… -le dije, -ahí se encendió una pequeñísima luz roja y por allá aparecieron como tres estrellitas doradas.
- Pero me imagino que también, aparte de las pequeñas lucecitas, habrá por ahí, algunas figuras muy sutiles: la mayoría de un color entre rojizo y morado fíjate bien pues son sumamente tenues, pero si te fijas en ellas, seguro las podrás notar.
Yo estuve observando por un rato con la esperanza de que aparecieran otras estrellitas o algún punto de color, pero nada sucedió. Así que solo quise concentrarme en notar aquellas formas de las que hablaba mi maestro y cuando las pude ver, me sentí feliz, pues nunca había caído en la cuenta de que un universo insospechado podía estar vibrando detrás de cada una de esas “sombras” de colores.
El maestro estuvo de acuerdo con mi apreciación y dijo:
-Imagínate que si practicas este juego muy seguido, puedes, tal vez, llegar a ver el universo entero… pero para poder lograr esto, tendrás que repetir la fórmula mágica.
Yo salté de mi asiento sorprendido y lleno de entusiasmo pregunté:
- ¿Cómo es eso? ¿realmente puedo llegar a ver los planetas, las estrellas y todo lo que podemos ver de noche, por encima de nuestras cabezas?
- Sí Jesús, podrás, pero si realmente lo deseas necesitas decir las palabras mágicas para lograrlo:
- ¿me las enseñas?
- Claro que sí, ¿has oído hablar de la oración llamada Shemá?
- Por supuesto, mis padres la repiten todo el tiempo e incluso ellos me enseñaron a decirla por la noche antes de dormir…
- ¿Puedes rezarla en voz alta para mí?
Yo me volví a tapar los ojos y dije:
-Escucha, Israel, Hashem es nuestro Dios, Hashem es Uno.
Y luego agregué en voz muy baja, como cuando alguien dice un secreto:
-Bendito sea el Nombre de Su glorioso reino para toda la eternidad.
- ¡Muy bien!- Exclamó aquel hombre con manos gigantes y ojos de color canela.- Debes saber que esas son las palabras mágicas para que algún día tú puedas ver, no solo uno o dos puntitos brillantes cuando cierras los ojos, sino todo el universo: porque ese gran espacio que está en el cielo y donde podrás ver estrellas en número infinito es donde Mora Dios .(Juan 14:2 En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar un lugar para vosotros.)
- ¿Quieres decir que algún día voy a poder visitar a mi Padre en alguna de esas estrellas que brillan en el cielo?
- Quiero decir que no sólo podrás visitarLo sino que sin moverte de tu lugar podrás ver y conocer cada una de ellas pues todo lo que Él ha creado es tuyo.
Reflexión
Después de leer esta pequeña historia tal vez te estarás preguntando cómo es que repitiendo una pequeña oración una persona podría aspirar a poder ver los soles y las estrellas de nuestra galaxia y tal vez hasta de otras. Es posible incluso que llegues a pensar: "Claro, cuando Jesús esta orando, cualquier cosa puede pasar, ya que El es especial, pero yo nunca podría a aspirar a ver nada cuando cierro los ojos" Como sabes: esta es una historia inspirada por el Maestro para demostrarnos que cuando nos acercamos a Dios y buscamos hablarLe con el corazón abierto y con la sincera intención de comunicarnos con El: puede llegar a nosotros una respuesta inusitada bajo una forma totalmente inusual.
No tienen que dispararse los cien fuegos artificiales en el cielo para saber que Dios esta respondiendo a nuestras plegarias, basta con el hecho de sentirnos un poco más cerca de Su creación, por ejemplo.
Examinemos brevemente cuales serían los obstáculos que la persona que busca a Dios a través de la oración, puede encontrarse:
a) Deseamos una respuesta inmediata:
Es un hábito hasta cierto punto inevitable para la mayoría de las personas que han nacido a finales del siglo veinte y principios del veintiuno, esperar que la respuesta a cualquier movimiento que hacemos en dirección a cualquier situación u objeto, sea respondida casi instantáneamente. Sobre todo porque nos relacionamos con la tecnología de punta que se caracteriza por sus respuestas rápidas: prendemos el televisor y voilá, aparecen las imágenes de un país al otro lado del mundo...y tan solo con oprimir un botón podemos obtener desde dinero en efectivo hasta la posibilidad de entablar una conversación con alguien que se encuentra a diez mil kilómetros de distancia de nuestra propia ubicación.
Entonces, si pedimos algo en nuestra plegaria y no se nos concede en el momento en que terminamos de orar, pensamos que Dios no nos escucha ni lo hará jamás.
b) Esperamos que la respuesta sea la que deseamos. Un ejemplo: Tenemos el habito de fumar y lo hemos practicado desde los quince años. Actualmente ya somos mayores y un buen día nos damos cuenta de que el cigarro esta perjudicando nuestra salud y entonces le pedimos a Dios que nos quite esa terrible adicción que puede provocar en nosotros incluso la muerte, pero no hacemos otra cosa que seguir fumando y cuando alguien nos pregunta si hemos hecho algo por dejar este vicio, respondemos que le hemos pedido a Dios y que estamos esperando que El haga el milagro.
¿Qué harías tu si fueras Dios y un fumador empedernido te pidiera que lo "apartaras del camino de la tentación"?
c) Cuando pedimos algo y notamos que aparentemente no sucede nada, intentamos aplicar una estrategia por medio de la cual, aunque no se realicen los milagros que desearíamos en nuestra vida, por lo menos aseguramos nuestra futura estancia en el Cielo, junto a Dios...¿cómo?: dando limosnas a la gente necesitada, o a la Iglesia, alimentando a los pobres y contribuyendo con lo que se nos ocurre a toda causa "justa" que encontramos en el camino.
Ya lo dijo Jesús y esta en la Biblia (Lucas 6:34-35):
6:34 Y si prestáis a aquellos de quienes esperáis recibir, ¿qué mérito tenéis? Porque también los pecadores prestan a los pecadores, para recibir otro tanto.6:35 Amad, pues, a vuestros enemigos, y haced el bien, prestad, no esperando de ello nada; y será vuestro galardón grande, y seréis hijos del Altísimo; porque él es benigno para con los ingratos y malos.
La anterior historia pretende recuperar para nosotros la magia de la devoción y de paso sensibilizarnos a las costumbres que muy probablemente Jesús de pequeño practicaba como todo judío de aquella época y de épocas actuales, una de ellas: la oración.
Pero no es cualquier oración. Esta que repite el divino niño en voz alta es la oración más importante que todo observador de la ley de Moisés repetía por la mañana al despertar y por la noche al ir a la cama. Y la forma en que se practica -al día de hoy- es poniendo las manos sobre los ojos con el fin de que el orante pueda enfocar su atención.
El maestro le sugiere al niño que procure practicar esta forma de rezo -cada día sin olvidarlo-, con la intención de que el pequeño pueda llegar a ver en su interior los tesoros que Dios ha puesto en cada uno de sus hijos, (no solo en Su Hijo Primogénito sino en todos nosotros).
Sin embargo, a lo largo de los años, a la humanidad le ha sido grabada -en forma velada por supuesto- la idea de que solo "el Hijo del Hombre" podía acceder a estas maravillas... la realidad es que todos los seres humanos estamos dotados de esa capacidad:¡solo hará falta llegar a una comunión profunda con Dios, internándonos en las profundidades de nuestra alma para lograrlo!
Pero eso no es todo: también a la figura de Jesús se le despojo de las tradiciones y maneras que de la cultura en la que creció y se formo como Maestro ¡fue depositario!
A Jesús se le "conoce" a medias pues ¿quién en su sano juicio podría decir que comprende la vida de una persona israelita, cuando decide eliminar por completo su formación y costumbres como judío de nacimiento?
La realidad es que se nos ha negado el acceso a la herencia cultural y religiosa que fueron elementos clave en la formación del Maestro... y tan así, que ni siquiera llegamos a conocer la manera en que Jesús, muy probablemente oraba desde niño...
